Selección de Poemas de César Cantoni (La Plata, 1951)
TULIPAS
Aún mojadas por la lluvia de ayer,
las tulipas atraen la mirada
hacia el jardín. Son un gesto carnal,
un testimonio inequívoco del mundo
en la luz que las envuelve.
Pero el observador no cede
frente al triunfo de lo real:
el ojo se vuelve inquisidor
en busca de respuestas
y la imaginación engendra monstruos
que se evaden del cuadro.
Las tulipas, en tanto,
no preguntan por qué,
para qué.
Simplemente se alzan
como airosas cabezas hacia el sol,
confiadas a su sola razón
de ser tulipas.
NOTAS PARA UNA POSIBLE ARTE POÉTICA
La palabra es
ambigua.
El ser,
contradictorio.
Lo real,
insondable.
La verdad,
esquiva.
Toda interpretación,
errónea.
César Cantoni
De El triunfo de lo real,
MEDICALGRAF, La Plata, 2001
27.04.05
Soy el eterno perdedor.
Perdí el empleo, la gorra y la paciencia.
Cada vez que aposté a un caballo,
se mancó en la largada.
Mi número de la suerte
no es nunca el elegido.
Y hasta en el juego del amor
mi corazón trabaja a pérdida.
De buena gana, me arrojaría ahora bajo el tren
de las nueve y treinta y uno que viene de Tolosa,
pero temo que no pase a horario.
(Soy el eterno perdedor)
02.05.05
No eras mi tipo, como se dice,
pero, de haber podido, te hubiera regalado
los jardines colgantes de Babilonia,
aquella noche, en la desolación
de un parador de ómnibus, en medio de la ruta,
mientras esperábamos rehacer la marcha
que nos devolvería a La Plata
y el verano se apagaba sin gloria.
(Epílogo para un viaje de vacaciones)
10.05.05
Si nada es gratuito
me animo a decir
que ese puntito negro,
esa pequeña deyección de mosca
en la testa brillante –magníficamente
tonsurada- del santo de yeso
que está sobre la cómoda, es una crítica
a la fe iconoclasta de la casa.
(Si nada es gratuito)
24.06.05
Ayer vino mi madre muerta a visitarme.
Vino vestida de entrecasa, con su gastado delantal a cuadros,
que colgaba de un gancho en la cocina.
No preguntó por nada ni por nadie. Simplemente,
quería saber si todo se encontraba en orden:
las camas tendidas, los cuartos ventilados,
las plantas podadas y con agua…
De paso, me recordó que la felicidad no dura,
que el amor es triste y duele demasiado
Y que, al final, sólo queda arreglárselas como se puede.
También me dijo que no comiera dulces
y, sobre todo, que me cuidara del invierno,
que, en invierno, el viento suele ser traicionero en las esquinas.
Después, cuando la tarde agonizaba,
salió a la calle, saludó a los vecinos como de costumbre
y se fue con su escolta de ángeles indulgentes.
Sí, ayer vino mi madre a visitarme.
(Ayer vino mi madre)
14.07.05
Pues bien, éste es el mundo conocido
y no hay prueba de otro por ahora.
Los aviones se estrellan, los barcos naufragan,
los trenes descarrilan… En la guerra,
en medio de un sismo, en el quirófano,
la gente agoniza lastimosamente o muere de golpe sin explicación.
Esta mañana, para ser preciso,
un camión, que llevaba hortalizas,
atropelló a la perra del diariero y le rompió una pata,
sumándole un nuevo dolor al devenir.
Si yo fuera católico, diría que el Supremo sabe lo que hace
y no jaquearía al dogma con preguntas.
Está claro. Pero he aquí que, en el fondo, sigo siendo un niño
y aún conservo la manía inquisidora
de abrirles la panza a los juguetes.
(Éste es el mundo)
26.07.05
1.
A unos se les revela la Virgen;
a otros, el Demonio.
A mí se me reveló la Nada.
Soy el nuevo gurú del siglo XXI
y hablo en nombre de lo que no es.
2.
Creo en el tiempo infinito,
no en la eternidad;
en la inmortalidad del cuerpo,
no del alma;
en la resurrección de los muertos,
pero sólo en este mundo.
3.
Mi dios me recuerda
que soy inmortal;
el carro fúnebre del tiempo
que voy a morir.
4.
No pediré perdón,
no seré absuelto,
no levitaré tras la muerte,
no reencarnaré en mi cuerpo ni en otro,
no resucitaré en lugar alguno.
Simplemente me despediré de ustedes,
convencido de que no volveremos a encontrarnos.
(Breviario de herejías)
07.08.05
Desolada y sin luz, como una cosa más
tirada a la vereda, entre latas
de cervezas vacías y preservativos,
asoma la mañana; esta mañana propia de domingo,
mientras todos duermen a sus anchas
y el diariero pasa por debajo de las puertas
las sórdidas crónicas del día.
(Desolada y sin luz)
12.09.05
No escribía al dictado del corazón,
sino del hígado cirroso.
No escribía para los hombres satisfechos,
sino para aquellos que sufren
la quemadura de la vida.
No escribía porque la poesía
fuera capaz de redimir al mundo,
sino porque estaba seguro
de que no existe salvación.
(Bukowski o le mal de vivre)
24.12.05
Un papá Noel sonríe al que lo mira
desde el escaparate reluciente
de una casa de regalos.
Con espíritu celebrante,
la gente se agolpa por la calle,
cargada de paquetes.
Sólo los perros, que duermen
plácidamente en la vereda,
permanecen ajenos al rito navideño.
La noche va cayendo ahora
y el cielo se puebla de bíblicas señales.
Entre el culto pagano y la fe cristiana,
la cruel realidad de los chicos que mendigan
sigue reclamando un redentor.
(Crónica de Nochebuena)
16.03.06
Nunca pude recordar el nombre de los coleópteros,
de los montes volcánicos, de los ciclones.
Últimamente, he olvidado el nombre de algunas mujeres,
de muchos libros, de ciertas disciplinas.
De a poco, ve voy quedando con las palabras justas,
las que aún son capaces de nombrar
la tragedia o los sueños,
mientras la realidad se adueña de lenguajes
cada vez más inútiles.
(Nunca pude recordar el nombre)
César Cantoni
De Diario de paso, Hespérides, La Plata, 2008
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